Dado
el auge que vive actualmente el son jarocho existen una gran cantidad de
espacios de aprendizaje tanto en la ciudades como en las comunidades rurales,
cada uno con sus características y fines propios. De igual forma, hay una
proliferación de agrupaciones que trabajan interpretando son jarocho, esto
último ha llevado a nuevas prácticas que se relacionan con el manejo musical
enfocado a una distribución masiva dentro del mercado discográfico.
Ya
Baqueiro Foster mencionaba las implicaciones de los procesos de
comercialización dentro del son jarocho haciendo una no muy clara explicación
en términos musicales. Uno de los puntos mas interesantes es el referente al
manejo de las disonancias presentes en las distintas afinaciones de la jarana
jarocha y el arpa, así como su incompatibilidad con prácticas modulatorias de
la música tonal. A grandes rasgos Baqueiro menciona un proceso de
estabilización hacia las tonalidades menores o mayores en detrimento de otra
sonoridad “mas rica o colorida” correspondiente al estilo “antiguo” de tocar
que él mismo denomina menoreado.
Por
otra parte Antonio García de León en el libro “Fandango” quizá siguiendo a
Baqueiro, expone en su lista de 106 sones y cantares jarochos, una división de
los sones por su tonalidad mayor, menor y menoreada.
Del
mismo modo Gilberto Gutiérrez integrante del grupo Mono Blanco describe el uso
de una tonalidad que no es mayor ni menor.
Asimismo
dentro de las prácticas de los fandangos tanto rurales como urbanos, sobre todo
entre las generaciones de intérpretes que surgen a partir del llamado “movimiento
jaranero” es interesante notar como las versiones de los sones se manejan solo
dentro de los ámbitos de tonalidades mayores y menores. Si bien en sones como
El Cascabel se da por sentado su versión en menor, actualmente va ganando
terreno la adopción de la versión mayor correspondiente a la práctica
interpretativa de los Tuxtlas donde las versiones en menor no son corrientes;
esto mismo va pasando en otros sones como Las Poblanas. Sin embargo nuevamente
queda sin espacio práctico o definido esa otra sonoridad antes mencionada.
En
aras de la claridad escuchemos los siguientes ejemplos:
Chiles
verdes por menor:
Sería
interesante rastrear a partir de donde se adopta esta versión en menor.
Chiles verdes por mayor:
https://soundcloud.com/otokan/chile-verdes
Esta
versión solo incluye la jarana sin la melodía de la guitarra de son, hay
versiones similares del son de Los Juiles, La Candela y Las Poblanas, donde esa
misma ausencia de guitarra de son nos puede inducir a pensar que son versiones simplemente
en tonalidad mayor.
Chiles
verdes menoreados:
Esta
versión con el interesante título de “estos son los verdaderos chiles verdes” con líneas melódicas similares a las del guitarrero Chico Hernández
da cuenta de otra sonoridad que en primera instancia podría ser interpretada
como bitonalidad, pero que considero se puede englobar dentro de la práctica
del menoreo.
Tenemos
otro claro ejemplo con el son de La Morena:
Morena por Mayor:
Morena por Mayor:
Morena por Menor:
Morena menoreada:
Uno de los temas que considero centrales es saber si las versiones menoreadas son percibidas por los propios intérpretes de son jarocho como una sonoridad aparte, así como cuestionar hasta que punto las grabaciones discográficas actuales van “limpiando“ el carácter disonante que puede tener el son y donde la escasa utilización de las llamadas “afinaciones antiguas” de la jarana en los fandangos contribuyen a una real homogenización de la tonalidad mayor-menor. Ello sin mencionar que la investigación se puede aumentar comparando sones de otras áreas culturales donde también esta presente el menoreo.
De
tal forma que el proyecto para la clase consistiría en primer instancia, en crear
transcripciones de sones que sirvieran de apoyo para elaborar una hipótesis que
enmarcaría a los sones menoreados dentro de la llamada “tonalidad frigia”
expuesta en la Teoría Dual de los Menores Relativos Secundarios* elaborada por
el español José Antonio Pérez Álvarez para explicar la armonía del flamenco a
partir de la cadencia frigia.
Por
otra parte las transcripciones se podrían extender a aquellos sones que tienen
como eje o centro el acorde de dominante, (El Zapateado, El Siquisirí, La
Bamba, por mencionar algunos) ya que a mi parecer estos también pueden ser
analizados dentro de la Teoría Dual. Es decir, la transcripción podría ser
material de partida para complementar una posterior investigación de análisis
musical a nivel histórico y etnográfico.
De
comprobar la hipótesis considero que se daría un buen paso hacia la teorización
musical de las prácticas interpretativas del son jarocho así como se obtendría una
herramienta creativa y didáctica para generar nuevas versiones de sones
estilísticamente correctos, así como la elaboración de un DATO CONCRETO a
partir del análisis musical que de cuenta de la tan mencionada incorporación de
elementos andaluces en la diversa mezcla que es el son jarocho.
*Link para consultar libro en PDF sobre la
Teoría Dual:
http://www.armoniamoderna.com/tdrm.pdf
Me gustó mucho tu artículo. La primera vez que escuché un son menoreado quedé impresionado y, desde entonces, he buscado sones de este tipo pero, por desgracia, ya quedan pocos y casi nadie los toca; incluso los viejos ya no los recuerdan, porque llevan años sin tocarlos. Como ejemplo, está mi maestro de violín tuxtleco, don Ignacio Bustamante, de la comunidad de Buenos Aires Texalpan en el municipio de San Andrés Tuxtla. Los únicos sones menoreados que recuerda cómo se tocan son la Morena y el Cascabel. Me contó que la Petenera y la Llorona también se tocaban menoreados pero que no los recuerda porque los tocó una vez con su padre cuando tenía como doce años y no los ha vuelto a tocar (actualmente está por cumplir 79 años). Este tema me interesa mucho y me gustaría platicar contigo al respecto. También estudio en la Nacional de Música, probablemente nos conozcamos pero, como firmas el artículo con un seudónimo, no lo sé. Por favor contáctame, estoy en facebook como Lalo García y mi correo es lalo_tull@hotmail.com
ResponderEliminar¡Saludos!